Silbando Bajito

El jardín de una casa, ese fue mi lugar, me pareció que el día estaba lindo como para aprovechar y utilizar un lugar del exterior. Lo interesante es que el jardín da a una calle muy transcurrida de su barrio, por lo cual hay una mezcla muy interesante de sonidos, entre el agua, el viento en las hojas, el sonido de los pájaros y el ruido de los autos que de rato en rato pasaban, las voces de las personas que estaban en la calle, los perros ladrar, etc.

 

Es un sonido constante, agudo, casi dulce. Es agua que corre, muy despacio. Sale de la manguera que está a mi lado en el jardín y moja el pasto y la tierra. Se escucha muy suave, es el sonido que menos se escucha de todos, pero es el que más me llama la atención y el que se quedó en mi memoria. Es un sonido dulce y calmo. Es un sonido que se podría escuchar, mínimo, día de por medio, durante las tardes, cuando hay sol preferentemente.

 

Ese sonido del agua se complementa perfectamente con el resto de los sonidos a mí alrededor, ya que es un sonido de fondo, como una cortina. Se mezcla con el sonido del viento en las hojas y el canto de un pájaro que suena a lo lejos, señales claras de que me encuentro al aire libre. El sonido de los autos o de la gente hablando lo complementa bien, aunque cuando estos sonidos aumentan sus decibeles, el sonido del agua corriendo es más difícil de percibir.

 

Me permitió reconocer el sonido del pasto y la tierra, de la manguera y la canilla por donde sale el agua. Podría fácilmente representar la naturaleza, me describe perfectamente el hecho de estar al aire libre, me da la sensación de frescura, la impresión de barro. Es muy claro el agua que sale de la manguera que está al lado mío y como se va esparciendo por el jardín.

 

Sí, suelo encontrarlos en muchos entornos, en las plazas y los parques, los jardines de casas, sobre todo el campo. Son idénticos, el sonido del agua que corre, muchas veces puede ser más fuerte o más leve el sonido, es decir, varia tu intensidad, pero la frecuencia y el timbre son los mismos siempre. REMEMORAR… Me hace recordar mucho una casa en la que vivía en Perú, donde viví mis primeros 14 años de vida. Fue mi primera y única casa con jardín, y yo estaba encargada de regarlos y cuidarlo.

 

Fue variando mi posibilidad de escucharlo o no según cómo iban variando los otros sonidos a mí alrededor. Al principio el sonido se sentía más seco, pero más o menos a la mitad de mi media hora de escucha, el sonido cambio, ya que esta vez el agua caiga sobre un pequeño charco que se había formado, ya no caía sobre la tierra seca.